Cuando Escorpio ha protagonizado una pelea familiar, pasa mucho tiempo en el que deja el asunto hacia un costado. Cómo que nada hubiera pasado, y Escorpio sigue su camino. Con fuerza y determinación, el resto de la familia ve de manera sorprendida, la forma en que el escorpión permanece indiferente a la situación. Pero en verdad, el corazón de un escorpiano nunca está en paz cuando ha peleado con alguien de su familia. De hecho es tal el dolor que siente, que se paraliza y no sabe cómo actuar. Una mezcla de sentimientos se apoderen de su espíritu y hace que se sienta desorientado y confundido. Por un lado su ego le dice que espere a que el otro se acerque, y por otro lado su conciencia le indica que también se ha equivocado.
Cómo Escorpio sale de la confusión
Una lección que los escorpianos deben aprender, es que cuando se equivocan no pueden demorar en pedir perdón. Todos nos equivocamos, y eso los incluye a ustedes. Esperar para reconocer ese error, solo hará que el otro y ustedes también, sufran más. Por otro lado, el resentimiento gana espacio cuando el tiempo pasa. No duden y enfrenten la situación.
Las discusiones con Escorpio suelen ser fuertes y alto tenor. Esta característica es atribuible fundamentalmente a las cualidades de Escorpio. Lo que para algunas situaciones los ayuda, en este caso los perjudica. Entonces, y sabiendo esto, lo más aconsejables, es “bajar la pelota al piso” y comenzar por pedir perdón. Más allá de como haya comenzado la discusión y de cuál sea la causa raíz, la forma en que los escorpianos exponen sus diferencias suele ser muy dura y cruel. Pueden llegar a ser perversos aún con las personas que más aman. Por ello, y sin llegar a justificarse, expliquen qué es lo que pasa por su mente cuando explotan en esas crisis de ira.
No hay que tirar de la cuerda
Una vez que este signo abre su corazón, y dado que es un muy buen comunicador, el otro puede ponerse en su lugar. Además consideren, que el vínculo de familia supone cierto grado de confianza. Esa confianza hace que el otro crea verdaderamente en cada una de sus palabras. Por ello aprovechen a sincerarse completamente, y si tienen que viajar en el tiempo para explicar mejor ciertos hechos y actitudes, no duden en hacerlo.
Haciendo todo lo anterior, es muy probable que la reconciliación sea todo un éxito. Pero mucho cuidado con algo: no pueden repetir esta situación. En otras palabras, no pueden extralimitarse en lo que dicen cuando discuten, ni pueden argumentar que han alzado la voz porque así es su temperamento. Esta explicación funciona una vez, pero no siempre será aceptada. Si bien “domar” su carácter no es algo sencillo ni posible al corto plazo, mostrar interés por lograrlo es bien valorado. Si comienzan a gritar, traten de bajar inmediatamente la voz y enseguida pedir disculpas. Eso será apreciado por el otro, siempre y cuando no se transforme en rutina.